jueves, 21 de agosto de 2008

El amor - Manuel González Prada

Sí eres un bien arrebatado del cielo
¡Por qué las dudas, el gemido, el llanto,
la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo
¿Por qué los goces, las sonrisas, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y de consuelo?

Si eres nieve ¿por qué tus vivas llamas?
Si eres llama ¿por qué tu hielo inerte?
Si eres sombra ¿por qué la luz derramas?

¿Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida ¿por qué me dás la muerte?
Si eres muerte ¿por qué dás la vida?

Música macabra - Manuel González Prada

Noche velada.
Los cielos entristece
una verdosa claridad de Luna.
Bajo el cimborio de vetusta iglesia,
en el duro solado,
la forma rígida de un muerto.
Soledad y vacío: ni fieles ni monjas.
En el órgano estalla
solemne de profundis.
A los rojos temblores de los cirios,
dos manos mutiladas
recorren el teclado, van y vienen,
cual dos arañas gigantescas.

Cosas que no entiendo - Manuel González Prada

No sé la lengua de los árboles
ni entiendo el habla de los pájaros.
Alondra y sauce cuchichean;
mas ¿qué se dicen al oído?
¡Oh tiernos diálogos de amor
que nunca supe ni sabré!
Y ¿qué de extraño si a las tórtolas
no entiendo yo ni a las orquídeas?
Estoy conmigo muchos años,
y estoy aún por entenderme.
Su griego me habla el corazón,
la frente me habla su latín.

Buscando lo inhallable - Manuel González Prada

Yo he perdido un bien, un bien que nunca tuve,
y camino tras un algo que no existe ni existió.
-¿«Hacia dónde vas?» preguntan vanas gentes.
¡Hacia dónde voy! ¿Acaso lo podría yo saber?
Siempre andando fui, vagando fui sin rumbo,
por lo incierto y vaporoso de fantástico país.
Que hoy me digan: Ten un reino, ten la Luna;
Yo diré: -Dejadme sólo mi quimérico soñar.
Quiero yo vivir con ojos siempre fijos
en la estrella que ha milenios apagó su tenue luz.
Nunca diera yo, por bien tangible y fácil,
el anhelo de ir buscando lo que nunca se ha de hallar.


A Silvia - Mariano Melgar

Bien puede el mundo entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;


Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;


Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;


Que al mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: «Silvia es mía y yo soy de ella.»

Soneto - Mariano Melgar



No nació la mujer para querida,
por esquiva, por falsa y por mudable;
y porque es bella, débil, miserable,
no nació para ser aborrecida.

No nació para verse sometida,
porque tiene carácter indomable;
y pues prudencia en ella nunca es dable,
no nació para ser obedecida.

porque es flaca no puede ser soltera,
porque es infiel no puede ser casada,
por mudable no es fácil que bien quiera,

Si no es, pues, para amar o ser amada,
sola o casada, súbdita o primera,
la mujer no ha nacido para nada.

jueves, 14 de agosto de 2008

Quinto de secundaria. Despues del debate...

A ver chicos, denle click a estos links mientras aprendo como colgar videos desde youtube :)

http://www.youtube.com/watch?v=I1YgviDuHdw

http://www.youtube.com/watch?v=cloWAX257pk&feature=related

¡Coméntenlos!

martes, 12 de agosto de 2008

Epístola a Belardo - Amarilis (fragmentos)

Tanto como la vista, la noticia
de grandes cosas suele las más
veces al alma tiernamente aficionarla,
que no hace el amor siempre justicia,
ni los ojos a veces son jueces
del valor de la cosa para amarla:
mas suele en los oídos retratarla
con tal virtud y adorno,
haciendo en los sentidos un soborno
(aunque distinto tengan el sujeto,
que en todo y en sus partes es perfecto),
que los inflama a todos
y busca luego aficiosos modos,
con el que pueda entenderse
el corazón, que piensa entretenerse,
con dulce imaginar para alentarse
sin mirar que no puede
amor sin esperanza sustentarse.
El sustentarse amor sin esperanza,
es fineza tan rara, que quisiera
saber su en algún pecho se ha hallado,
que las más veces la desconfianza
amortigua la llama que pudiera
obligar con amar lo deseado;
mas nunca tuve por dichoso estado
amar bienes posibles,
sino aquellos que son más imposibles.
A éstos ha de amar un alma osada;
pues para más alteza fue criada
que la que el mundo enseña;
y así quiero hacer una reseña
de amor dificultoso,
que sin pensar desvela mi reposo,
amando a quien no veo y me lastima:
ved qué extraños contrarios,
venidos de otro mundo y de otro clima.
Al fin de éste, donde el Sur me esconde
oí, Belardo, tus conceptos bellos,
tu dulzura y estilo milagroso;
vi con cuánto favor te corresponde
el que vio de su Dafne los cabellos trocados de su daño en lauro umbroso
y admirando tu ingenio portentoso
, no puedo reportarme
del descubrirme a ti, y a mí dañarme.
Mas ¿qué daño podría nadie hacerme
que tu valer no pueda defenderme?
Y tendré gran disculpa,
si el amarte sin verte, fuera culpa,
que el mismo que lo hace,
probó primero el lazo en que me enlace,
durando para siempre las memorias
de los sucesos tristes,
que en su verguenza cuentan las historias.
Esto mi voluntad te da y ofrece
y ojalá yo pudiera con mis obras
hacerte prendas de mayor estima:
mas dionde tanto se merece, de nadie no recibes, sino cobras
lo que te debe el mundo en prosa y rima.
He querido, pues viéndote en la cima
del alcázar de Apolo,
como su propio dueño, único y solo,
pedirte un don, que te agradezca el cielo,
para bien de tu alma y mi consuelo.
No te alborotes, tente,
que te aseguro bien que te contente,
cuando vieres mi intento,
y sé que lo harás con gran contento,
que al liberal no importa para asirle,
significar pobrezas,
pues con que más se agrada es con pedirle.
Yo y mi hermana, una santa celebramos,
cuya vida de nadie ha sido escrita,
como empresa que muchos han tenido:
el verla de tu mano deseamos;
tu dulce Musa alienta y resucita,
y ponla con estilo tan subido
que sea dondequiera conocido
y agradecido sea
de nuestra santa virgen Dorotea.
¡Oh, qué sujeto, mi Belardo, tienes
con que de lauro coronar tus sienes,
podrás, si no emperezas,
contando de esta virgen las grandezas,
que reconoce el cielo,
y respeta y adora todo el suelo:
de esta divina y admirable Santa
su santidad refiere,
y dulcemente su martirio canta!
Ya veo que tendrás por cosa nueva
no que te ofrezca censo un mundo nuevo,
que a ti cien mil que hubiera te le dijeran;
mas que mi Musa rústica se atreva
a emprender el asunto a que me atrevo,
hazaña que cien Tassos no emprendiera,
ellos, al fin, son hombre y temieran;
mas la mujer, que es fuerte,
no teme alguna vez la misma muerte.
Pero si he parecídote atrevida,
a lo menos parézcate rendida,
con fines desiguales
Amor los hace con su fuerza iguales:
y quédote debiendo
no que me sufras, mas que estés oyendo
con singular paciencia mis simplezas,
ocupado continuo en tantas excelencias y grandezas.
Versos cansados, ¿qué furor os
lleva a ser sujetos de simpleza indiana
y a poneros en brazos de Belardo?
Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva,
os vendrán vuestro gusto bronco y tardo;
el ingenio gallardo,
en cuya mesa habéis de ser honrados,
hará vuiestros intentos disculpados:
navegad, buen viaje, haced la vela
guiad un alma, que sin alas vuela.

4to de Secundaria - Poesía peruana de todos los tiempos

Hola chicos:
Este trabajo consistirá en leer creativamente los poemas que iremos proponiendo en adelante y comentarlos. Podrán proponer además fotos e imágenes para ilustrar estas entradas :)
Esperamos sus comentarios y sus propuestas