Bien puede el mundo entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: «Silvia es mía y yo soy de ella.»
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: «Silvia es mía y yo soy de ella.»
3 comentarios:
Este poema es el que hasta el momento me gusta más que los demás, ya que es expresivo.
Me gusta porque no le importa lo que suceda a su alrededor, si caen cosas del cielo, si hace frío, si salió el sol, o cosas similares; lo único de lo que está seguro es del cariño que le tiene a Silvia, y del cariño que ella le tiene a él.
Puede que Silvia haya sido su enamorada, quiza su hermana, o quien sabe su madre; pero lo que sí es cierto es que esa persona lo quiere igual que él a ella.
En este poema se puede ver la manera en que Melgar amaba a Silvia, que aún bajo varias circunstancias desfavorables, seguiría amándola, y nada en el mundo podría separarlos.
Nos muestra el sentido romántico del poeta, que a mi parecer tuvo muchos amores fallidos.
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